Skip to main content

Cualquiera hubiera triunfado si hubiera conocido su mejor cualidad

Baltasar Gracián

No sé  si a ti te pasa lo mismo  pero a mí me encanta esta frase, de hecho puedo decir que es una de mis preferidas.

Hoy quiero compartir contigo esta  reflexión  porque a diario me encuentro con personas tremendamente válidas y que sin embargo no lo saben, incluso todavía peor, están convencidos de todo lo contrario.

¿Por qué sucede esto? principalmente por la prisa, por la prisa  con la que consumimos la vida, cada momento lo engullimos sin apenas saborearlo  y por esto no somos conscientes de las capacidades que ponemos en funcionamiento cada vez que algo nos sale bien, ¡que son muchas!

Hemos aprendido a analizar las situaciones  únicamente cuando un indicador externo (un dato raro, un jefe, un amigo, un familiar….) nos  dice que algo no ha funcionado, que debemos repetir la “acción”  realizada para que el resultado sea mejor y más acertado a lo esperado.  Es decir, aprendemos a  valorarnos desde la ausencia de errores o la suma de éxitos notables, pero no desde las pequeñas cosas  que sí que funcionan y que han supuesto poner en marcha una  maquinaria  con un engranaje perfecto que hace que  “todo ruede”,   eso no nos basta. ¡Así somos!

Sabiendo esto, vamos a hacer ya una parada, hagamos una reflexión en positivo.

Toma un papel y anota  cuántas cosas has hecho esta semana para que todo haya funcionado como lo ha hecho.  Elige alguna de las situaciones, visualízala y  hazte las siguientes preguntas ¿Hubiera funcionado igual sin tu entrega y dedicación?  ¿Con tu iniciativa te has anticipado a algo que podría haber supuesto un problema para alguien?  Anota todos los detalles y léelo después.

Reflexiona sobre ello y piensa,  ¿puedo repetir este comportamiento en otras situaciones o circunstancias? ¿cuándo?, si lo hago ¿qué impacto creo que tendrá?  ¿ cómo hará que me sienta?  ¿ qué puedo hacer para que salga mejor la próxima vez?   Con todo esto te estoy invitando a que pongas el foco en tus actuaciones cotidianas, en aquello tremendamente importante que haces a diario y el envoltorio de la rutina hace que ya no sea valorado por los demás …. Y por ti? ¡¡tampoco!!!

Aprender a poner el foco en lo que hacemos nos ayuda a llegar donde queremos llegar,  expresado con un dibujo sería una  línea recta  continua que vamos  creando con lo que vamos haciendo y que si estamos  bien enfocados nos llevará donde habíamos previsto.

…llegaremos seguros arriba, pero no siempre estaremos donde queríamos llegar, no tendremos las vistas que queríamos tener.

Poner el foco en lo que  estamos haciendo nos hace saborear con plenitud el “aquí y ahora”  y nos  ayuda a reconducir  aquello que es necesario para el “allí y después”.

Aprende a  reflexionar sobre tu comportamiento, sobre tus acciones, a diario dedica un momento donde analizar  qué has logrado, qué has conseguido (dí STOP  cada vez que surja lo que queda pendiente), desplaza  los pendientes a otro momento, ahora  has decidido saborear los pequeños logros del día. Si  eres  de las personas que no acostumbras a valorarte mucho, procura premiarte cada vez que  avances en centrarte en lo ya hecho y conseguido, eso hará que dure más el efecto  de tus logros.

Tienes que desoxidar tu capacidad de analizar lo positivo, reaprende a mirar lo bueno, lo genial que hay en ti, en todo lo que haces, y verás cómo te sorprendes, ES MUCHO más de lo que imaginas.

Una autovaloración positiva es el mejor camino para tener una sana autoestima.   Debemos tener un buen concepto de nosotros mismos, reconociendo  y aceptando  nuestras limitaciones en el aquí y ahora pero también observando y poniendo el foco en la puerta hacia la mejora.  Cuando desarrollamos un buen  autoconcepto  actuamos con diligencia  y compromiso hacia nuestras aspiraciones  en cualquier ámbito de nuestra vida, sea solo personal o también profesional.

Nuestras percepciones individuales están totalmente influidas por la familia y la educación recibida desde la infancia y hacen que desarrollemos una identidad personal dirigida a querernos y valorarnos o por el contrario a  tener un bajo autoconcepto y valoración. Por ello todas nuestras decisiones estarán marcadas por una especie de frustración vestida de “realismo”.   Esta aceptación rotunda de nuestras limitaciones  es una actitud cómoda que se cobra la factura de la insatisfacción, baja autoestima y nos lleva en muchas ocasiones a vivir una vida mucho menos gratificante que si hubiéramos abierto la puerta hacia nuestras áreas de mejora y crecimiento.

Nosotros somos perfectamente capaces de elegir entre vivir en la inseguridad que genera una baja autovaloración  o buscar, estructurar y desarrollar todo el potencial que nos llevará a resultados mucho más satisfactorios y que aumenten nuestro índice de felicidad.

Que no te de miedo nunca descubrir tus  mejorables, enfréntate a ellos con ánimo de superarlos y comprobarás todo lo que eres capaz de hacer.  Pero por supuesto disfruta descubriendo tus logros, y disfruta mucho porque es para ello. A veces los cánones de nuestro entorno no son todo los bondadosos que debieran, no ayudan, pero … quién los ha puesto ahí? A mí me parece una buena pregunta….  Haz la reflexión y me cuentas. Me encanta recibir vuestros mail con comentarios, gracias a todos por ellos!

Por último te dejo otra reflexión:

Recuerda que “La autoestima  depende  de lo que nosotros pensamos de nosotros mismos, no de lo que  los demás piensan de nosotros.”

Si te ha gustado el artículo, puedes compartirlo en las redes.

Pin It on Pinterest