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Hoy quiero hablar de un concepto del que se habla mucho en determinados círculos, pero que todavía no está muy difundido y sin embargo convive entre nosotros, es el concepto de “Analfabetismo emocional”.

Se suele entender que una persona analfabeta es aquella que no sabe expresarse mediante la palabra escrita y no tiene desarrollada la capacidad lectora mínima. Entendiendo así el analfabetismo, a nivel emocional tenemos a las personas que no saben expresar sus emociones y tampoco saben entender las emociones de los demás, no sólo las emociones más complejas sino las emociones más básicas.

Todas las personas nacemos con un potencial emocional que desarrollamos a lo largo de nuestra vida. Inicialmente al nacer, todos tenemos la misma capacidad de expresar nuestras emociones, podemos decir que el lenguaje de las emociones es universal ( salvo que exista alguna lesión o enfermedad diagnosticada que lo imposibilite). Una persona ciega sonríe de nacimiento, se sorprende, muestra el miedo, el asco… O hace el gesto de prestar atención exactamente igual que el resto de personas que sí tenemos el sentido de la vista intacto. Esto es una muestra de que la expresión de las emociones es universal, ahora bien, a lo largo de nuestra educación, de nuestra evolución vamos reprimiendo unas emociones y /o dando paso a una combinación entre las emociones básicas que nos hace ser más o menos inteligentes emocionalmente, y esto nos hace muy diferentes unos de otros.

Somos analfabetos emocionalmente cuando nos faltan los recursos psicológicos para “manejarnos sin sufrimiento” en la mayoría de situaciones cotidianas, cuando no tenemos una reacción serena y equilibrada ante los hechos que acontecen a nuestro alrededor, cuando no practicamos la autoconciencia, cuando no dedicamos el tiempo suficiente a conocernos y desarrollar esas habilidades personales y sociales que nos permitan tener relaciones sanas con los demás.

La palabra técnica con la que se pone nombre a la falta de expresividad emocional o incapacidad para expresar las emociones propias y reconocer las emociones en los demás, es la ALEXITIMIA. Clic para tuitear

Las personas con un elevado grado de analfabetismo emocional se identifican no sólo por su INCAPACIDAD PARA DECIR  “TE QUIERO” o “te echo de menos”, sino además por tener al menos dos o tres de los siguientes síntomas fácilmente objetivables:

  • Rigidez mental “Eso es imposible”, “yo soy así”.
  • Necesidad imperiosa de tener siempre la razón y hacerlo saber a los demás.
  • Falta de autocrítica: “no puedo ser mejor, no entiendo por qué no me lo reconocen”.
  • No saben escuchar, ni lo intentan… Los demás no tienen nada interesante que contar.
  • Egocentrismo, practican “el y yo más”, pues “anda que a mí”, “eso no es nada… si yo te contara…”
  • Irascibilidad constante y ataques de ira no manejados.
  • Están en perpetuo bucle “ira-decepción-ira-decepción…”
  • Labilidad emocional intensa o inestabilidad de ánimo (lloro-risa-lloro-risa), cambios de humor de modo súbito y desproporcionado.

Los sentimientos negativos que tenemos cuando no manejamos adecuadamente  nuestras emociones nos impiden ser totalmente felices. A veces, esa torpeza emocional reconocida e identificada pero de la que no sabemos salir… Nos somete, nos secuestra y entonces, ¿ahí nos queremos quedar? Estamos en el siglo XXI, ya llevamos dos décadas… Ahora es mucho más fácil encontrar soluciones, encontrar apoyo para mejorar nuestra inteligencia emocional. Hace 30 años, era más normal ser presa del analfabetismo emocional, hoy no, queda mucho por hacer, ciertamente, pero se han dado y se dan pasos importantes en el terreno educativo y en el clínico.

Está demostrado que las personas más inteligentes “racionalmente” suelen ser más analfabetas emocionalmente. “A veces no hay tiempo para todo”, Clic para tuitear

…y sacrificamos lo que más esfuerzo nos supone… tenemos que encontrar ese tiempo consciente y útil, ese tiempo que nos llevará a ser más felices, a nosotros mismos y a nuestro entorno.  Las prisas por ser popular, por se conocido/a, reconocido/a… nos hacen olvidar la parte emotiva de nuestra vida, nos impiden una relación serena y en paz con nosotros mismos y con los demás.

Hay una gran noticia y es que el lenguaje emocional se desarrolla durante toda la vida. Se aprende y se desarrolla o se reprime y oculta en cada actuación, en cada situación que tenemos que manejar, cuando le estamos dando forma a nuestros pensamientos, y por supuesto en interacción con los demás. Si vivimos 90 años, tenemos la oportunidad durante esos 90 años de ser cada día más inteligente emocionalmente.

¡¡STOP!! Para y repara. Vamos a chequear nuestra capacidad de expresar las propias emociones, de comprender las de los demás… Y hagamos un hueco al aprendizaje y desarrollo de nuestra inteligencia emocional. Convirtámoslo en un hábito para reforzar a diario las relaciones sanas con nosotros mismos y con los demás.

Piensa hoy a qué 3 personas vas a escuchar un poco más, vas decirles “te quiero” “cuando no te veo, te echo de menos”… vas a preguntarles cómo están o “qué es de su vida concreta reciente” o ya lo sabes… O ya crees que lo saben… Clic para tuitear

Un abrazo muy fuerte, y recuerda que eres muy importante para mí.

Hasta pronto. Estoy convencida de que, si te ha gustado, lo vas a compartir.

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