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La sonrisa es un don natural. La capacidad para reír es innata e involuntaria. Debemos aprender a aprovecharla.

¿Sabes que de niños sonreímos y reímos más de 350 veces diarias y en la edad adulta hay días que no lo hacemos ni siquiera 10?. De hecho, comenzamos ya a sonreír en el útero materno. Debemos preguntarnos entonces ¿por qué frenamos ese instinto tan natural? Son muchas las ocasiones en las que nos empeñamos en alejar la oportunidad para reír. ¿Por qué no siempre nos contagiamos de alguien cuando viene con buen humor?. Porque el enojo que tenemos en ese momento nos impide recordar los beneficios de la sonrisa y de la risa. Es fácil llegar a esta conclusión, ¿verdad?

Como diría el humorista más famoso de la historia, Groucho Marx, «Claro que lo entiendo. Incluso un niño de cuatro años podría entenderlo. ¡Que me traigan un niño de cuatro años!»

Sonreír siempre se ha relacionado con la alegría, el optimismo, la simpatía y también con la sinceridad. Cuando una persona llega a nosotros sonriendo de modo natural, la recibimos con agrado, simplemente su compañía nos genera bienestar. La sonrisa nos hace más interesantes, aumenta nuestro atractivo personal. Es muy beneficiosa para la salud y genera mejor conexión con los demás que un gesto absolutamente serio y frío.

La risa es uno de los mayores inhibidores del miedo y también del estrés. Por tanto, hay que poner en funcionamiento esos 17 músculos faciales constantemente ( algunas fuentes científicas recientes dicen que son 12….) .

Hay estudios que demuestran que obligarnos a hacer la mueca de la sonrisa durante al menos 20 segundos hace que nuestro cerebro reciba la orden de que “estamos contentos” y comienza a liberar las mismas sustancias que cuando sonreímos de modo espontáneo y genuino, contribuyen a levantar el ánimo porque se despiertan las hormonas del bienestar y la felicidad. Sucede lo mismo con la sonrisa “social”, la de la cortesía. Es necesaria y útil.

Desde aquí te invito a que le des a la sonrisa la importancia que tiene, que es mucha.

Tu sonrisa envía mensajes directos a tu autoestima, le dice “Esta persona que ves, vale mucho”, “Esta persona que sonríe está preparada para dirigir su vida, afrontar retos”.. Tu sonrisa invita a los demás a ser cercanos, a sentirse bien contigo.

Los líderes sonríen la mayoría del tiempo mostrando así seguridad en sí mismos, confianza en sus capacidades y en sus recursos, confían en sus equipos, saben también que su poder de atracción pasa por inspirar a los demás para dirigirlos hacia los objetivos y resultados ¿A alguien le inspira una cara con el ceño fruncido, serio y actitud de víctima? Si quieres contagiar confianza a los demás, dirígete a ellos con una sonrisa sincera.

Tu sonrisa mejora el ritmo de ejecución. Recuerdo una anécdota en uno de mis primeros cursos de Atención al cliente. Era una entidad al servicio del ciudadano y tenía allí reunidos a los directores de agencia con algunos de los miembros del equipo. Cuando yo comentaba que había que sonreír al ciudadano que entraba, varias voces exclamaron: ¡no tenemos tiempo para hacerlo, vamos a tope! Entonces yo, tras mi lógico asombro y un breve silencio, comenté: “no es mi intención añadir una tarea más a vuestra apretada agenda, se trata de hacer lo mismo pero sonriendo! En ese momento, las risas invadieron el aula. Además cronómetro en mano, hicimos un ejercicio donde comprobamos que incluso la misma tarea realizada sonriendo ¡se hacía en menos tiempo! Haz el ejercicio y me cuentas.

Al sonreír, nuestro estado emocional hace rápidamente las maletas y emprende un viaje hacia el optimismo y el bienestar, se muestra seguro y entusiasta porque sabe que encontrará amigos en el camino, ya que es contagioso. La sonrisa hace que liberemos unos analgésicos naturales que actúan frente al dolor y el sufrimiento

¿Por qué ante una misma realidad objetiva las personas reaccionan de modo tan diferente? La explicación la encontramos en el almacén de serotonina y endorfinas, esas sustancias que libera nuestro cerebro cuando estamos alegres y hacemos cosas divertidas solos o en compañía. Si cuando llegan los momentos difíciles tenemos “nuestra despensa” llena las podemos consumir y funcionarán como un poderoso amortiguador del dolor y de la dureza de la situación que tenemos que abordar. Pocas veces usaré el término obligación, pero en este caso permíteme que te diga que debemos obligarnos a sonreír, a reír, así se supera mejor el dolor emocional y también el dolor físico. Participa siempre que puedas en todo lo que te haga reír, no te aísles de un momento divertido. Practica a diario el buen humor hasta hacerlo un hábito.

El buen humor es un estado de ánimo que “toca” toda nuestra forma de pensar, es por tanto, una forma de interpretar la vida. Debe ser trabajado y provocado, a veces, muchas veces, es aprendido desde la infancia. Y otras es bloqueado en ella…

El cerebro está programado para sobrevivir, por eso es más fácil eludir y evitar las situaciones que nos hacen daño y quedarnos ahí anclados y paralizados …que afrontarlas con entusiasmo y actitud positiva.

Cuando tenemos actitud positiva sonreímos mucho más y relativizamos las dificultades con las que nos encontramos. Esto es así porque nos ubicamos pronto en el escenario de las soluciones y nos desenchufamos de la negatividad. Si te gusta la idea pero no tienes en este momento la capacidad para lograrlo sin ayuda, búscala. Apóyate en alguien que te guíe en ese proceso. No lo dejes pasar y recupera lo antes posible tu sonrisa para beneficiarte de todas sus propiedades..

No te olvides acabar el día con un divertido recuerdo, un paseo con buenas vistas, en buena compañía y una amena conversación, una bonita película y por qué no, si tienes la oportunidad ¡¡organiza una sesión de cosquillas!!

¡Aprende a sonreírle a la vida, aprende a sonreírte a ti mismo, quiérete como persona única que eres!

Para terminar hoy te dejo estas bonitas palabras de Mahatma Gandhi:

“La vida me ha enseñado que la gente es amable, si yo soy amable; que las personas están tristes, si estoy triste; que todos me quieren, si yo los quiero; que todos son malos, si yo los odio; que hay caras sonrientes, si les sonrío; que hay caras amargas, si estoy amargado; que el mundo está feliz, si yo soy feliz; que la gente se enoja, si yo me enojo; que las personas son agradecidas, si yo soy agradecido. La vida es como un espejo: Si sonrío, el espejo me devuelve la sonrisa. La actitud que tome frente a la vida, es la misma que la vida tomará ante mí. El que quiera ser amado, que ame».

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